Editorial
La lógica presentada por Otero sobre la rentabilidad del servicio de transporte es demasiado simplista. Si bien es cierto que las empresas deben ser sostenibles económicamente, el rol del Estado debería ser, garantizar el acceso a servicios básicos como el transporte público. La rentabilidad no puede ser la única medida del éxito; la calidad de vida de los ciudadanos debe estar en el centro de la discusión.
El argumento de que "depende de los circuitos, de la cantidad de gente que use el transporte y de la frecuencia" parece más una excusa que una justificación. ¿Qué medidas se están tomando para fomentar el uso del transporte público? ¿No sería más sensato implementar campañas que incentiven a los ciudadanos a utilizarlo, en lugar de resignarse a su ausencia?
La falta de un sistema de transporte urbano no solo limita la movilidad; también afecta la economía local, el acceso a servicios esenciales y la calidad de vida en general por ejemplo a la educación. Es hora de que nuestros funcionarios asuman su responsabilidad y busquen soluciones efectivas en lugar de dejar que las dificultades económicas determinen el futuro del transporte en Patagones.
Patagones se merece un gobierno que escuche sus necesidades y trabaje incansablemente por brindarles soluciones. La decisión tomada por Marino y Otero junto a su equipo debe ser reconsiderada, porque un Patagones sin transporte urbano, es un Patagones con menos oportunidades.
Es momento de actuar y reclamar lo que le corresponde a los vecinos: un sistema de transporte digno y accesible para todos.
