Con la obligación de presentar una lista, Marino enfrenta la cruda realidad de que, según los murmullos que resuenan en los pasillos del concejo, nadie se atreve a "poner la cara" por el oficialismo. Este clima de incertidumbre y falta de apoyo interno se convierte en un signo claro del naufragio político que atraviesa. La búsqueda de candidatos dispuestos a cargar con el peso de la imagen deteriorada de su gestión es un indicativo del descontento que reina en su círculo. Muchos se anticipan con una idea : “Frente familiar Gorosito”
La soberbia de Marino, quien históricamente no ha conocido el poder en su máxima expresión, le está jugando en contra, empujándolo hacia un precipicio del que podría no retornar. En las elecciones venideras, de perder Unión por la Patria, correría el riesgo de quedar con tres concejales en el HCD, sino que podría incluso ver su nombre relegado al desprecio dentro del FR, si queda detrás del voto en blanco. Es una caída que no solo se siente en los números; es un golpe directo a la confianza de sus seguidores y un desafío para el futuro del partido justicialista en el distrito.
Además, recientes encuestas que han comenzado a filtrarse reflejan una imagen del actual gobierno que roza lo trágico. La percepción del electorado sobre el gobierno es preocupante, y el desafío de despegarse de un gobierno inútil que se vende como peronista se presenta como una tarea monumental. El apoyo del electorado no se recupera con simples promesas; es fundamental reconstruir la confianza a través de acciones concretas y un liderazgo que demuestre empatía y efectividad.
En conclusión, la figura de Ricardo Marino debería ser vista como un claro ejemplo de lo que significa perder el rumbo en la política. La falta de apoyo, la soberbia y una gestión ineficaz son ingredientes que no solo lo han llevado a un estado de inestabilidad, sino que amenazan con arrastrar consigo la imagen del peronismo. Urge una reflexión profunda por parte de los líderes de este partido; el futuro depende de un cambio significativo en su enfoque y estrategia. La ciudadanía exige respuestas, y no hay más tiempo que perder. El peronismo sino se despega del actual gobierno pasarán una o dos décadas sin ser gobierno.