Remar hasta el "Everest de la Náutica”: la proeza de tres kayakistas fueguinos
Domingo 18 de Mayo de 2025
Nº de Edición 1234

TIERRA DEL FUEGO

Remar hasta el "Everest de la Náutica”: la proeza de tres kayakistas fueguinos

15/05/2025 | “El lugar es imponente, se presenta con un poder que estremece y te hace sentir insignificante”, contó a El Rompehielos Diego Linares, uno de los tres kayakistas fueguinos que lograron llegar al Cabo de Hornos remando. Junto a Javier Siede y Walter Cayo, completaron una travesía de 389 kilómetros para alcanzar uno de los puntos más extremos y temidos del planeta.

Por: Redacción

El viernes 10 de mayo, tres kayakistas de Ushuaia tocaron tierra en la costa fueguina tras haber remado hasta el Cabo de Hornos. Su travesía, de 389 kilómetros, concluyó con una llegada emotiva: “La llegada fue épica, con el canal planchado”, contó Diego Linares, uno de los protagonistas. En el Canal Beagle los esperaban veleros, compañeros de ruta y chicos de la escuela de kayak de Javier Ciede, otro de los expedicionarios, para recibirlos.

En palabras del propio Linares, el Cabo de Hornos no solo es belleza: “Es como el Everest de la Náutica”. Un lugar donde muy pocos llegan. Y desde ahora, también, un sueño cumplido.

El desafío los llevó a uno de los tres grandes cabos del hemisferio sur, donde confluyen el Atlántico y el Pacífico. “Fue un sueño poder llegar a un punto tan emblemático como el Cabo de Hornos. Y eso fue una motivación enorme”, expresó Linares a El Rompehielos.

“Poder haber hecho esta expedición, nos permitió mostrarle a todo el mundo que el agua es parte de nuestro lugar y su naturaleza, y que hay que aceptar lo que nos ofrece y transformarlo en un obsequio que hay que disfrutar”. Una frase que sintetiza el espíritu de la travesía y la conexión profunda de estos fueguinos con el entorno que los rodea.

Según detalló El Diario del Fin del Mundo, los preparativos para la expedición tomaron siete meses de logística, entrenamiento y búsqueda de financiamiento. Con rifas y venta de calcos lograron reunir los fondos necesarios para costear el equipamiento y un velero de apoyo, exigido por la Armada Chilena. “La remamos, literalmente, para ponernos en el agua e ir a buscar este objetivo tan grande”, resumió Linares.

Pero no todo fue remar. El 2 de mayo, mientras descansaban en la isla Herschel, en la antesala del Cabo de Hornos, fueron sorprendidos por un sismo de 7.5 grados en el Pasaje de Drake. “Estábamos en el peor lugar donde podíamos estar”, recordó Diego. Tuvieron que refugiarse dos días en la Caleta Hately por el riesgo de tsunami y la amenaza de vientos huracanados.

A pesar de los obstáculos, la travesía tuvo momentos inolvidables. “En lo personal, sabía que íbamos por un desafío que iba a ponernos a prueba tanto física como mentalmente, y eso sucedió en varias ocasiones. El lugar es imponente, se presenta con un poder que estremece. La felicidad de haberlo logrado es total, y se suma a la de haber remado por lugares increíbles con una fauna interminable”, relató Linares.

La expedición también tuvo un fuerte componente simbólico. Cada uno de los kayakistas llevó consigo una bandera representando una causa personal: el autismo, el cáncer infantil y la donación de médula ósea. La intención fue que la travesía no quedara solo como una hazaña deportiva, sino que pudiera conectar con la comunidad y visibilizar luchas significativas para cada uno de ellos.

Fotos de Joel Reyero (IG: @naturalflash)

Fuente_elrompehielos