El presidente Javier Milei realizó anoche una cena de cierre de año con sus ministros y parte de su círculo político más cercano, a quienes regaló un libro con ideas polémicas: se trata de “Defendiendo lo indefendible”, donde el economista estadounidense Walter Block hace un ejercicio de defensa teórica de las ideas liberales extremas que lo lleva a justificar el trabajo infantil, considerar héroes a los narcos o aceptar la corrupción policial.
El libro de Block, escrito en los años 70, tiene un prólogo de Murray Rothbard, uno de los padres fundadores del libertarianismo, desarrolla a lo largo de 187 páginas una serie de personajes que asumen conductas que son reguladas o directamente prohibidas en los países occidentales, para intentar demostrar que en todos los casos el factor conflictivo es la presencia del Estado.
Milei probablemente lo distribuyó como un intento de afianzar entre los suyos el modo en que él entiende el mundo, a modo de ejercicio teórico. Pero el hecho de que haya sido distribuido en un encuentro en la Casa Rosada que trascendió a la prensa implica que se trata casi la explicitación de un programa de gobierno, lo que genera polémica por el tenor de las afirmaciones que allí se vierten.
En uno de los pasajes más controvertidos, el autor afirma que quien contrata niños es tan “amable y benevolente” como cualquier otra persona y que la institución del trabajo infantil es “honorable”, con una supuesta trayectoria de buenas obras. Según el libro, el verdadero daño no lo genera la explotación, sino la ley que la prohíbe.
El mismo razonamiento se aplica al narcotráfico. Block sostiene que el traficante cumple una función social al mantener bajo el precio de la droga. Cuando el precio sube, explica, no es por la sustancia ni por quien la vende, sino por la intervención del Estado. En esa misma línea, el libro afirma que “cualquier acción que abarate el precio de la droga es una forma de aliviar el problema” y concluye que la figura demonizada es la del narcotraficante, mientras que las fuerzas de seguridad serían responsables del daño al interferir en el mercado.
A lo largo de sus páginas, “Defendiendo lo indefendible” también justifica monopolios privados, relativiza la contaminación ambiental, minimiza la explotación y aborda incluso escenarios donde la esclavitud aparece tratada como una transacción económica más. El criterio es siempre el mismo. Lo que plantea es que si existe consentimiento y mercado, no hay límite moral que deba imponerse desde el Estado.
Fuente_DIB