La Ley de Talles fue sancionada hace cuatro años, a pesar del paso del tiempo nunca se implementó de manera efectiva al punto de que hoy en día más de la mitad de las personas siguen teniendo problemas para encontrar ropa de su talle.
Esto fue revelado por una encuesta realizada por la ONG Any Body argentina, uno de los organismos que impulsó el proyecto en el Congreso. Según los datos que pudieron recolectar de entre más de 6 mil personas, el 53% “siempre” o “casi siempre” tienen problemas para encontrar talles mientras que el 33% respondieron que “a veces” se les presenta el mismo problema.
“Desde que se sancionó la ley la única diferencia que veo es que hay muchísimos más locales que se dedican a la moda plus size, pero no veo que las marcas más reconocidas hayan ampliado la tabla de talles. Nos siguen estigmatizando y discriminando desde muchas marcas, no nos incluyen”, sostuvo al respecto Liliana Romero, modelo plus size de La Plata.
Ella empezó a modelar en el 2010, cuando tenía 42 años a partir de “una convocatoria que hubo en la ciudad para participar del desfile ‘que nadie talle tu cuerpo’ organizado para apoyar la aprobación de la Ley de Talles”, relató y aseguró que comenzar con su carrera a esa edad “fue maravilloso, fue redescubrirme como mujer, ser tal cual soy sin tapujos, sin esconderme debajo de telas amplias”.
La falta de una tabla de talles que contemple todos los cuerpos para ella se explica por diferentes factores pero el “principal es la gordofobia, el no aceptar que existen cuerpos diversos y ver al gordo como tóxico, como si ser gordo fuera señal de dejadez o de que solo le importa comer y por eso se lo castiga, se lo discrimina y hasta se lo ridiculiza. Cuando el tema en cuestión es muy diverso”.
En esa misma línea Rosario Galland, activista XL quien se encuentra detrás de la página “Visibilidad Gordx” manifestó que resulta “más fácil señalar y juzgar a la persona gorda, patologizarla y excluirla antes que incluirla, tal como sucede en muchos ámbitos, no solo en la ropa, como pasa por ejemplo con el tamaño de las butacas del cine o los aviones. Todo está pensado para que esa persona no pueda hacer uso de absolutamente nada”.
“Pasaron cuatro años de que la ley se aprobó pero nunca se implementó. Entonces nada cambio mucho, estamos acostumbradas a encontrar ropa solo en determinados negocios sabemos de antemano que hay ciertos lugares a los que no tenemos que ir y no vamos. Eso está mal, porque no podemos naturalizar que en tal local de tal calle no vamos a encontrar nada para nosotras”, analizó la joven.
TIENDAS ESPECIALES: SOLUCIÓN MOMENTÁNEA
La proliferación de nuevos emprendimientos o comercios abocados a la venta de ropa en talles grandes fue una de las esquirlas que dejó la Ley, que tal como lo señalaron las especialistas si bien no fue implementada de manera correcta tuvo un impacto en la sociedad.
Pero esto es solo un pequeño avance y no una solución ya que cuando “entras a un local de talles especiales te encontrás con que solo venden ropa para personas mayores y por ahí tenés una piba adolescente que ve que no puede usar las mismas cosas que sus amigas a la que cómo le explicas que no es que el mundo esté en contra de ella si no que hay toda una sociedad que hace todo lo posible para dejar afuera a un montón de gente por el simple hecho de tener un cuerpo distinto o no hegemónico”, señaló Rosario.
Los prejuicios operan en todos los aspectos y uno es el de “presuponer que hay ciertas prendas que las personas gordas no van a comprar, y no es así”, aseveró la joven y agregó que “culturalmente a la personas gordas se las oprime para que vivan de determinada manera. La misma sociedad las lleva a que se vistan con colores oscuros, a que tengan que entrar en un local con un cartel enorme que dice ‘talles especiales’ como si una persona fuese distinta por tener otro cuerpo”.
Entonces si bien es una buena opción contar con lugares para ir “debería haber diversidad de talles en todos los negocios, marcas y estilo”, sentenció por su parte Liliana.
¿FALTA DE VOLUNTAD O DISCRIMINACIÓN?
Por qué la mayoría de las marcas evitan poner incluir talles para todo tipo de cuerpos dentro de sus colecciones y de hacerlo lo hacen con modelos específicos bajo la denominación “especiales”, es la pregunta que sobrevuela esta problemática. Muchos pueden alegar que implica una inversión mayor, lo que repercute sobre el precio final de la prenda, pero para Rosario esto se debe a que “la cultura de la hegemonía todavía sigue existiendo, hay muchos prejuicios y una gran parte de la sociedad no está preparada o no quiere ver a una persona con un cuerpo no hegemónico usando ropa de ciertas marcas”.
Muchos productores se justifican con que tienen un “mayor costo, más gastos de insumos”, pero por otro lado “para mi hay otra razón más cruel y es que a todo lo ven más bonito en un cuerpo delgado o joven, no solo se trata del tamaño del cuerpo, también de la edad. Solo ven belleza en cuerpos delgados y altos. En cuerpos gordos lo ven ridículo, poco elegante y feo”, destacó por su parte Liliana.
El argumento de los costos y la mayor infraestructura queda descartado cuando se ve a los “pequeños emprendedores, personas que sin tener marcas muy reconocidas ni grandes fábricas montadas, si realizan talles para todos los cuerpos”, remarcó Rosario quien también que hay una “cuestión marketinera”, porque hay “locales que aparentan tener varios talles, que tienen maniquíes diversos con diferentes medidas y cuando entras no encontrás nada”
EL IMPACTO EN LA SALUD MENTAL
Es así que salir a ver vidrieras o a comprarse ropa, una actividad que para muchas personas resulta algo sumamente satisfactorios, para otras no solo es algo difícil de concretar sino que también las afecta psicológicamente.
Esto quedó reflejado en el relevamiento de AnyBody en el que el 61% de los encuestados manifestaron sentir “tristeza porque sus cuerpos no encajan con la ropa que quieren”, en tanto que le 45% de los consultados reconocieron “enojarse consigo por cómo está su cuerpo”, mientras que solo el 5% “se siente indiferente”. Cifras que cobran una mayor relevancia si se tiene en cuenta que Argentina es el segundo país con más casos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).
“Las marcas no se dan cuenta del daño que les hacen a muchas chicas con esto, terminan cuestionándose y culpándose a ellas mismas. Al no encontrar que ponerse se sienten muy mal, muchas jóvenes terminan privándose de hacer cosas que les gustan como por ejemplo salir por no encontrar ropa y algunas hasta caen en un TCA y es ahí donde queda en evidencia que se habla un montón de obesidad, pero no se habla ni de bulimia ni de anorexia”, apuntó Rosario y aclaró: “Por supuesto que la obesidad es una enfermedad, pero ser gordo no necesariamente implica estar enfermo. Por ahí yo te muestro mis análisis y está todo perfecto y no por eso estoy fomentando la obesidad, sino simplemente estoy pidiendo que dejen de cuestionar el cuerpo o la elección corporal de una persona que tal vez no quiere hacer dieta y que se siente cómoda con su cuerpo”.
Es por eso que ambas coincidieron en que la solución a este problema se encuentra en la implementación de la normativa que ya fue debatida y aprobada por el Congreso. “Es hora de que se tome cartas en el asunto. Se ha hecho un laburo muy grande en relación a la ley de talle y sería buenísimo que una vez por todas se pueda implementar”, subrayó Rosario al respecto.
Para cerrar, Liliana expresó su deseo de que “haya más inclusión, mas integración, que se naturalice la diversidad de cuerpos y así hacer una sociedad mas armoniosa en la que nos evitemos tantos trastornos que lo único que hacen es generar complejos, subestimación y discriminación”.